Ha iniciado un nuevo año escolar, y como es de esperarse todos comenzamos a evaluar lo que hicimos y lo que nos quedó pendiente del año pasado. El ambiente escolar no es la excepción, los docentes analizamos cómo nos fue con nuestros estudiantes y nos proyectamos cómo nos irá en este 2022.
Por supuesto, no puede faltar el preocuparnos por las habilidades adquiridas y las que hay que fortalecer, de nuestros estudiantes, también las nuestras. Sin embargo, dentro de este análisis hay un elemento que no pasa de moda…¡¡la responsabilidad!! Y la actitud que tomamos ante ella.
Durante, mis 38 años de práctica docente, y unos 25, entre ellos, de impartir la asignatura de Lenguaje y Literatura, han pasado por mis clases muchos estudiantes, con diferentes personalidades, caracteres y competencias, sin embargo, algunos experimentaron el fracaso en el rendimiento académico a causa de la falta de responsabilidad: ante su papel como estudiantes, pues no asumieron con dedicación constante la realización de sus actividades y de cualquier tarea o evento educativo que buscaba abrirles espacio ante los retos de la actualidad.
Como es natural, tratamos de buscar culpables, unas cuantas excusas, desde las más creíbles a las menos creíbles, que si la falta de aparatos electrónicos, la falta de conectividad móvil o domiciliar, culpa del profe de…, entre otras; pero esto no ayuda a superar sus deficiencias si no cuentan con el motor interior, el arranque, las garras, que solo la responsabilidad nos da para hacer lo mejor en nuestras vidas, y salir adelante ante los retos de cada año escolar.
Por todo lo anterior, y por tus circunstancias, te invito a que busques, hasta debajo de las piedras, las maneras de superar tu realidad fortaleciendo tu responsabilidad.
Finalizo esta breve reflexión compartiéndoles estos pensamientos:
El precio de la grandeza es la responsabilidad.
No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy.
Éxitos a todos en este año escolar.